LEEMOS: (Lc 6, 36-38)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

 

MEDITAMOS:

Como dice Luis González-Carvajal, la misericordia debería ser el rasgo familiar de los cristianos. Hagamos el bien que podamos. Ayudemos a quien sufre. Si Dios es amor, que lo es, amemos. Así de fácil, y así de difícil. O, quizá, es tan fácil, que nosotros lo hacemos difícil. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de ser misericordiosos con los demás.

 

ORAMOS:

Señor: Danos un corazón compasivo y misericordioso.