Dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver". Comentaron entonces algunos discípulos:"¿Qué significa eso de 'dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver', y eso de 'me voy al Padre'?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese 'poco'? No entendemos lo que dice". Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: "¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: 'Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver'? En verdad, en verdad os digo, vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría". 

Jn 16, 16-20

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  Jesús sigue mostrando la división entre sus discípulos y el mundo, y las diferentes reacciones que experimentarán cuando Él no esté con ellos: tristeza en unos y alegría en los mundanos. Sin embargo, afirma que aquella tristeza que sus discípulos van a sentir, más adelante se transformará en alegría. 

  A veces podemos sentir que la tristeza nos embarga, el cúmulo de problemas parecen querer agobiarnos y nos llenan de desesperanza, nos sentimos frágiles y aislados. Sin embargo, debemos recordar que no estamos solos; la presencia de Dios en nuestras vidas es algo real y nos podemos aferrar al Maestro para seguir avanzando, depositando en sus divinas manos todo aquello que nos causa dolor y angustia. Debemos ser capaces de cederle a Él el control de nuestras vidas y cuanto sucede en ellas, todo lo que nos hace sufrir y cuyo auténtico significado somos incapaces de comprender. No debemos perdernos en la niebla de la congoja, cediendo a la tristeza; Jesús es el faro que rasga nuestra oscuridad y nos guía siempre hacia el Padre, para que así podamos salir adelante viviendo el gozo de la esperanza afianzada en Él.

Jueves, 30 de mayo de 2019

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