Mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron". Pero él dijo: "Mejor, bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen". 

Lc 11, 27-28

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  Jesús habla a la gente, puntualizando las palabras que le dirije aquella mujer; y sus palabras llegan también hasta nosotros: "Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen" (Lc 11, 28)

  No debemos quedarnos en la simple escucha, o en la lectura, de la Palabra de Dios, hemos de ir más allá y ponerla en práctica en nuestra propia vida, para que arraigue, germine y dé fruto que podamos compartir con los demás, para hacer visible la realidad del reino y dar gloria a Dios

  La Palabra, bien arraigada en nuestra vida, nos mueve a salir de nosotros mismos, de nuestra zona de confort, y estar disponibles para ayudar a nuestro prójimo, para darles a conocer aquello que nos hace verdaderamente libres y felices; de esa forma seremos dichosos y bienaventurados.

Lunes, 13 de mayo de 2019

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