Dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho".

Jn 15, 26-16,4a

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  Jesús sigue anunciando a sus discípulos cuanto ha de suceder, con una visión clara del futuro. No quiere que se sientan escandalizados por lo que han de vivir: ser expulsados de la sinagoga, equivalía a ser marginado socialmente; e incluso les previene sobre el incierto futuro que les aguarda y que terminará en una muerte interpretada, por sus verdugos, como un servicio a Dios.

  La muerte de aquellos apóstoles y la de tantísimos cristianos a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido un semillero para que el Evangelio fuera creciendo bien arraigado en la sangre de los mártires. Nunca debemos olvidarles y nunca debemos trivializar la realidad de tantas vidas entregadas, cuando generalmente  estamos viviendo nuestras creencias de forma tan rutinaria e insulsa. Demos gracias a Dios por el ejemplo de tantas personas que nos precedieron proclamando la Buena Noticia con tal fuerza que ha atravesado la barrera del tiempo y ha llegado hasta nosotros. Que el Santo Espíritu del Señor nos dé ánimo para seguir proclamándola con gozo.

Lunes, 27 de mayo de 2019

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