A los discípulos se les olvidó tomar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les ordenaba diciendo: "Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes". Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús: "¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?" Ellos contestaron: "Doce". "¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete". Él les dijo: "¿Y no acabáis de comprender?"
Mc 8, 14-21
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"¿Y no acabáis de comprender?" (Mc 8, 21)
También nosotros tenemos ojos y oídos, pero... ¿comprendemos? Somos personas de nuestro tiempo, del siglo XXI, y nos gusta analizar, examinar, razonar, cuestionar... la luz de la lógica brilla con intensidad deslumbradora. Pero... ¿comprendemos?
Quizá sería bueno subir a la barca con Jesús de Nazaret y dejarnos llenar con la fuerza impetuosa de su Espíritu, en medio del mar proceloso que Él sabe dominar; detenernos a escuchar su Palabra de Vida, para poder comprender su mensaje, su misión y así podamos seguir sus huellas.
Martes, 19 de febrero de 2019
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