LEEMOS: (Lc 17, 1-6)
Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás». Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido».
MEDITAMOS:
Cuando en el Evangelio se dice, como es el caso de hoy, “Dijo a sus discípulos” o frases parecidas o actitudes de Jesús, ¿entendemos que también nos lo dice directamente a nosotros? Preguntémonos, pues, ¿qué me está diciendo Jesús? A mí y en mi circunstancia concreta. El Evangelio no es una biografía de Jesús y ya está, pues de sus primeros 30 años apenas sabemos nada, por ejemplo. Es la Palabra de Dios que me habla a mí. ¿Qué me está diciendo Jesús, entonces?
ORAMOS:
Señor: Que sepamos escucharte.
