LEEMOS: (Mt 17, 10-13)
Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que
venir Elías?».
Él les contestó:
«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.
MEDITAMOS:
Jesús y sus discípulos bajaban del monte. Es decir, bajaban del lugar privilegiado para hacer oración. Vamos, que venían de orar. Fruto de esa oración, les surge a los discípulos una pregunta, que se la plantean a Jesús. Esto también es interesante: la oración les ha despertado curiosidad, quieren saber más. Por eso preguntan. La oración plantea muchas cosas. En la oración ocurren muchas cosas, entre ellas, que surgen, como digo, preguntas. Pero la pregunta que le hacen a Jesús y la respuesta del mismo Jesús, les acaba concluyendo una reflexión errónea: en lugar de entender que Jesús se refiere a sí mismo, los discípulos piensan que se refiere a Juan el Bautista. Nosotros sabemos la respuesta correcta porque jugamos con ventaja: sabemos qué ha ocurrido después. Pero antes de hacer una crítica sobre la conclusión final de los discípulos, sería bueno que nos planteáramos a quién estamos esperando este Adviento. Porque esperamos el Nacimiento del Niño Dios y, sin embargo, hemos convertido la Navidad en toda clase de celebraciones, menos LA celebración por antonomasia. Si hemos hecho eso con la Navidad, ni qué decir tiene con el Adviento. Vivamos, pues, este Adviento y vivamos la Navidad como celebración del Nacimiento de Jesús.
ORAMOS:
Señor: Que vivamos este Adviento y que vivamos la Navidad de tal modo que Tú seas el Centro.
