LEEMOS: (Jn 15, 18-21)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.

Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.

Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

 

MEDITAMOS:

Es curioso que toda la semana hayamos meditado sobre permanecer en el amor, y hoy meditemos, de repente, sobre el odio que se nos puede tener en este mundo a causa de ser cristianos, es decir, seguidores de Jesús. Probablemente la razón se resida en que, si nos ocurre lo que dice hoy el Evangelio, que nos ocurre o nos ocurrirá porque le ocurrió a Jesús y, por tanto, nos ocurrirá a nosotros; si nos ocurre, como digo, nuestra respuesta deberá ser una respuesta de amor. Y esto es ciertamente difícil. Nosotros también estamos en el mundo y que respondamos mal al odio será lo que nos salga primero. Pero hay que intentar, y pedir, responder siempre con amor.

 

ORAMOS:

Señor: Enséñanos y ayúdanos a responder siempre con amor, incluso en las situaciones de odio que podamos sufrir.