LEEMOS: (Mt 11, 28-30)

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

 

MEDITAMOS:

El Evangelio de hoy es muy breve, pero con una sabiduría y profundidad que cada palabra y cada frase merecería ser meditada. Por ejemplo, hay multitud de definiciones sobre la oración. El Señor nos da una que, en su sencillez, tiene mucho calado. ¿Qué es la oración? Jesús nos dice: “Venid a mí”. La oración es, pues, ir al Señor, ir a Jesús. Estar cerca de Él. Estar con Él. Salir de nosotros mismos, por eso vamos a Él. Dice, además, que Él es manso. ¿Qué quiere decir manso? Si acudimos al Diccionario, este nos dice: “De condición benigna y suave”. Siendo sus sinónimos: “afable, reposado, dócil, tranquilo”. Si, como dice San Pablo, hay que tener los mismos sentimientos que tiene Cristo, aquí hay un buen ejemplo de su carácter.

 

ORAMOS:

Señor: Que vayamos a ti. Que tengamos tus mismos sentimientos. Enséñanos a ser mansos como Tú lo eres.