LEEMOS: (Mt 18, 1-5.10)
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.»
MEDITAMOS:
¿Somos ángeles para los demás? ¿Acompañamos en los padecimientos que sufren los que están a nuestro alrededor? ¿Encontramos a personas que son ángeles para nosotros? Hoy celebramos la Fiesta de los Ángeles Custodios. Son buenas preguntas para planteárnoslas, precisamente, hoy.
ORAMOS:
Señor: Que seamos ángeles para los demás. Que protejamos, sobre todo, a quienes nadie protege.