LEEMOS: (Lc 21, 5-11)
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «El momento está cerca»; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.»
MEDITAMOS:
Era muy habitual en aquella época pensar que el final de los tiempos estaba cerca. Por eso habla de ello Jesús, sin responder cuándo será. Lo más importante de todo es que, ante cualquier contratiempo que nos pueda ocurrir, no tengamos miedo. El Señor nos cuida, está con nosotros.
ORAMOS:
Gracias, Señor, por acompañarnos en todo momento y cuidarnos.
