LEEMOS (Mc 9, 41-50)

«Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. «Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, le iría mejor si le pusieran al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que lo echasen al mar. Si tu mano te es ocasión de tropiezo, córtatela; más vale que entres manco en la Vida que ir con las dos manos a la Gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de tropiezo, córtatelo; más vale que entres cojo en la Vida que ser arrojado a la Gehenna con los dos pies. Y si tu ojo te es ocasión de tropiezo, sácatelo; más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos a la Gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas, si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.»

 

MEDITAMOS

Hay una diferencia entre el versículo 41, que es la primera frase, y los versículos 42 al 49, el resto salvo la frase final (porque esa frase final, el versículo 50, es el resumen de todo). ¿Cuál es la diferencia? La que hay entre hacer el bien, dar de beber al sediento por ejemplo, y hacer el mal, que escandaliza a los demás, sobre todo a los más pequeños. Pero en tanto en cuanto somos limitados y vulnerables (no hay nadie perfecto), pecamos. Y ese pecado, que puede hacerse con la boca, con los ojos, con la mano, etcétera, en no pocas ocasiones no sólo nos impide hacer el bien, sino que incluso nos hace hacer el mal. ¿Cómo resolver este problema? Pidiendo perdón, pero también luchar para superar ese pecado, el cual no lo resolveremos del todo, pero lo importante es la Gracia de Dios y nuestro esfuerzo constante por superarnos (porque caemos, como todos, pero nos levantamos). Ese esfuerzo es el sentido metafórico (NO LITERAL, POR SUPUESTO!!!) de arrancarse ciertas partes del cuerpo (versículos 43 al 49): es decir, luchar para vencer al mal y hacer el bien, pero siempre con la Gracia de Dios porque no somos perfectos.

 

ORAMOS

Padre: Que sepamos rezar conscientemente y poner en práctica el Padre Nuestro y, así, con tu Gracia, seamos capaces de no caer en la tentación, que nos libres del mal y hacer el bien.