LEEMOS (Mt 13, 54-58)
De vuelta a su patria, se puso a enseñarles en su sinagoga, de tal manera que se preguntaban maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y no están todas sus hermanas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo carece de prestigio en su patria y entre los suyos.» Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.
MEDITAMOS
El Evangelio de hoy leído desde la época actual resulta incomprensible: ¿cómo pueden decir esas cosas cuando están hablando de Jesucristo? Hoy sabemos que era el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, pero en esos momentos en los que le ocurrió nadie lo sabía, sobre todo porque estaba en su ciudad y todos le conocían desde pequeño, a Él y a su familia. Pero esas mismas personas se sorprendían de su sabiduría. La situación que narra el Evangelio nos debe ayudar a meditar, al menos, sobre las siguientes ideas: 1) Valoremos a nuestra familia: hoy es San José Obrero, el papá de Jesús, quien le educó en sabiduría y gracia. 2) Valoremos nuestro trabajo, los que lo tengamos; los que lo buscan, que no desfallezcan en la búsqueda; los jubilados, que descansen merecidamente en esa etapa. 3) Si alguna vez estamos tentados de criticar a alguien de nuestro entorno, recordemos el Evangelio de hoy: todos nos pueden sorprender.
ORAMOS
Padre: Auméntanos la Fe y enséñanos a tener más devoción a la Santísima Trinidad y a la Sagrada Familia.
