LEEMOS (Jn 15, 1-8)
«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros». «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.
MEDITAMOS
En un mundo globalizado, informatizado, de redes sociales, en el que se habla de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y los cyborgs, que es el nuestro de hoy, escuchar conceptos como sarmiento y vid nos resulta ajeno. Y es que Jesús se acercaba a los hombres de su tiempo con expresiones que tenían que ver con su vida cotidiana, con su cultura. ¿Cómo podríamos adaptar tales conceptos al día de hoy? Hay tres caminos: 1) Acoplar todo el Evangelio a la cultura de hoy, con lo cual al acabar esta cultura se acabaría el Evangelio. 2) No aceptar nada de esta cultura por ser contraria y ajena al Evangelio, con lo cual caeríamos en el fundamentalismo y habría una nula evangelización. 3) Adaptar el Evangelio de tal modo que, no perdiendo su esencia, se genere un diálogo fructífero con la cultura actual aceptando aquello que tiene que ver con el mensaje evangélico y criticando aquello otro que está en contra de ese mensaje, que es lo mismo que decir que va en contra de la dignidad humana y la justicia. El mejor camino de los tres, es el tercero. Pero para recorrerlo es necesario dos cosas: 1) Conocer la cultura de hoy. 2) Permanecer en el amor de Jesús. Vivamos, pues, la realidad actual permaneciendo en el amor del Señor.
ORAMOS
Señor: Enséñanos a vivir en el mundo de hoy desde tu mirada y danos perseverancia para permanecer en tu amor con el fin de dar fruto en nuestra vida cotidiana.
