LEEMOS (Lc 4, 16-22.24-27.29-30)

Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy». Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria». «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio». y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

 

MEDITAMOS

Llama la atención la doble reacción de los que estaban escuchando a Jesús: por un lado, se admiraban pero por otro lado, y a causa de ello, se preguntaban si ese no era el hijo del carpintero. Esta es toda una enseñanza porque en muchas ocasiones quien está más cerca de nosotros nos enseña con su ejemplo y por nuestros prejuicios, pero no vemos que está siendo testimonio de Jesús. Cuántas veces Jesús está a nuestro lado, incluso en quien criticamos o infravaloramos, y no lo vemos porque pensamos que el Señor es otra cosa..., y por tanto creemos que nosotros somos mejores!!!!

 

ORAMOS

Señor: Te pedimos que seas Tú el criterio de nuestra vida y no nuestros prejuicios.