Jesús, llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: "No vayáis a tierra de paganos, ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos".
Mt 10, 1-7
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En la lista de los doce apóstoles que nos llega a través del evangelista S. Mateo, vemos que figuran hombres sencillos: unos eran pescadores, otro era recaudador de impuestos... algunos habían escuchado a Juan el Bautista... Gente corriente, dedicada a sus trabajos.
Sin embargo, estos hombres creían en Jesús de Nazaret... Tal vez fuera la falta de fe lo que movió a Judas a traicionar a Jesús.
La fe sigue siendo imprescindible para los seguidores de Jesucristo. Para las personas del siglo XXI, tan acostumbrados a pasarlo todo por el tamiz de la razón, puede resultar difícil aceptar a Dios, que nos rebasa y nos desborda, y acogerlo con humildad y sencillez en nuestras vidas. Dejarnos vencer por este Dios enamorado de sus criaturas y ver su mano misericordiosa en los acontecimientos que vivimos, ser conscientes de su providencia en nuestro día a día, y sentir su presencia que nos ayuda a mirar con esperanza el más allá... La fe nos da la serenidad y la fuerza para seguir avanzando siguiendo las huellas del Maestro.
Miércoles, 10 de Julio de 2019
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