Al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella. Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban; y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían: "Tú eres el Hijo de Dios". Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando adonde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos. Pero él les dijo: "Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado". Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Lc 4, 38-44
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Jesús, tras curar a la suegra de Simón Pedro, y a otras personas enfermas, se aleja en busca de soledad... esa soledad que sólo podemos compartir con Dios. Sin embargo la gente lo busca hasta que lo encuentra e intentan retenerlo. Así sucede muchas veces, encontramos a Dios y lo queremos atesorar para nosotros solos, como un avaro retiene su tesoro. Pero no es así como debemos actuar, porque también nosotros debemos proclamar el reinado de Dios, y debemos hacerlo en el pequeño rincón en el que vivimos: a nuestra familia, amigos, en el trabajo... Sin embargo, no lo hacemos, no nos sentimos cómodos ante la posible reacción de los demás. Y callamos o, a lo sumo, hablamos de Dios con personas que consideramos que comparten nuestra fe y dentro del ámbito parroquial. Y es muy triste. Somos capaces de hablar entusiásticamente del último viaje que hemos realizado, del magnífico verano que hemos pasado, del restaurante donde hemos ido a comer, de la película recién estrenada que hemos visto, de... Pero no hablamos de Dios. A Dios lo envolvemos en un silencio opresivo para que no interfiera en nuestras vidas. Creo que es algo en lo que cada cual debe meditar profundamente.
Miércoles, 4 de septiembre de 2019
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