Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos, nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre". Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: "¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina". (Con esto declaraba puros todos los alimentos). Y siguió: "Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro".
Mc 7, 14-23
- - - -
"Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro" (Mc 7, 23)
La maldad que anida y alimentamos en el corazón, sale al exterior a través de nuestras palabras y nuestras acciones, dañando a nuestro prójimo e incluso a nosotros mismos y alejándonos de Dios.
Sin embargo, Dios nos ha dado un corazón que también es capaz de albergar el bien y la bondad que transmitimos a través de nuestras palabras y nuestros actos, que nos hacen ser anunciadores y sembradores del reinado de Dios, llevando el amor evangélico, la justicia social, la solidaridad, la misericordia y el perdón a nuestro prójimo. Por eso es muy importante saber qué es lo que guardamos en nuestro corazón, en nuestra alma, y que lo cuidemos para que pueda dar frutos de bondad, como hacía Jesús.
Miércoles, 13 de febrero de 2019
o-o-o-o
 
    			
 
								 
				 
				 
				 
				