No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse rotundamente.

Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo.

Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás en tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quién conozcas, lo que te rompa el corazón y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento.

Enamórate, permanece enamorado, y esto lo decidirá todo.

(Joseph Whelam, SJ)