Abba Teófilo, el arzobispo, llegó a Scetis un día. Los hermanos dijeron al abba Pambo: "Dile algo al arzobispo, de modo que pueda ser edificado." El anciano respondió: "Si no es edificado por mi silencio, no lo será por mis palabras."

(Apotegmas de los Padres del Desierto)