Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

 

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

(Del Salmo 42)