Es hermoso pensar entonces en la Iglesia que, en estos meses, celebrando el Jubileo, experimenta este ponerse en camino, recordándose a sí misma que necesita convertirse constantemente, que debe ir siempre detrás de Jesús sin vacilaciones y sin la tentación de adelantarlo, que está siempre necesitada de la Pascua, es decir, de “pasar” de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida. Espero que cada uno de ustedes experimente en sí el don de esta esperanza y que el Jubileo sea una ocasión para que su vida pueda empezar de nuevo.

(Papa León XIV)