Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso.

A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

Bendito eres en el templo de tu santa gloria.

A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

Bendito eres sobre el trono de tu reino.

A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

Bendito eres tú, que, sentado sobre querubines, sondeas los abismos.

A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

Bendito eres en la bóveda del cielo.

A ti gloria y alabanza por los siglos.

 

(Del capítulo 3 del Libro de Samuel)