Vosotros sabéis bien cómo debéis imitarnos, pues estando entre vosotros no vivimos desconcertados; ni comimos gratis el pan de nadie, sino que trabajamos día y noche con esfuerzo y fatiga, para no ser gravosos a ninguno. No porque no tuviéramos derecho, sino para mostrarnos ante vosotros como modelo que imitar. Pues también cuando estábamos con vosotros os dábamos esta norma: «Si alguno no quiere trabajar, que no coma». Pues oímos que hay algunos que andan ociosos y desconcertados entre vosotros sin hacer nada, pero curioseándolo todo. A esos les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo a que coman su propio pan trabajando con serenidad.

(2Tes 3, 7-12)