Ninguna cosa de las que existen o son hechas empezó a ser sino en él y por él, como nos enseña el evangelista teólogo, cuando dice: En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada.
Tratemos de explicar esta verdad tan profunda por medio de una imagen: pongamos el ejemplo de un coro numeroso. En un coro compuesto de variedad de personas, de niños, mujeres, hombres maduros y adolescentes, cada uno, bajo la batuta del director, canta según su naturaleza y sus facultades: el hombre con voz de hombre, el niño con voz de niño, la mujer con voz de mujer, el adolescente con voz de adolescente, y, sin embargo, de todo el conjunto resulta una armonía.
Es decir, que todas las cosas son gobernadas a un solo mandato del Verbo de Dios, de manera que, ejerciendo cada ser su propia actividad, del conjunto resulta un orden perfecto.
(San Atanasio)
