“La reunión perfecta de la humildad y la dulzura de corazón manifiesta al hombre perfecto creado a imagen de Cristo. En efecto, todo hombre que es humilde es también absolutamente manso y dulce, y todo hombre dulce es absolutamente humilde. Es humilde, porque sabe lo que le ha sido prestado; y es dulce, porque sabe utilizar las capacidades de la naturaleza que le han sido dadas.”


(Máximo el Confesor)