Dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo a los antiguos: 'No jurarás en falso' y 'Cumplirás tus juramentos al Señor'. Pero yo os digo que no juréis en absoluto; ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un sólo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno"

Mt 5, 33-37

- - - -

  En el fragmento del evangelio de hoy, continuación del de ayer, seguimos viendo el estilo de vida que Jesús va mostrando a sus discípulos. En diversos libros del Pentateuco (Ex, Lv, Nm, Dt) se recogen leyes sobre el juramento, y basándose en ellas se destaca la importancia de honrar y respetar el nombre de Dios; recordemos, por ejemplo, "No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso (Ex 20, 7a), que nos conduce a: "No tomarás el nombre de Dios en vano", segundo de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, que aprendimos de niños.

  Jesús nos insiste en que no debemos jurar en absoluto y que nuestras palabras han de ser claras y sencillas: "sí, sí, no, no" (Mt 5, 37), sin dobleces ni fingimientos. Jesús propone un estilo de vida que no haga necesario los juramentos, tan fáciles de romper, y que la palabra de sus discípulos sea tan sincera y veraz que para los demás sea totalmente fiable.

Sábado, 15 de junio de 2019

o-o-o-o

"Espíritu de la Verdad, aleja la mentira de mi lengua y de mi mente.

Espíritu de Santidad, aleja el pecado de mis obras y pensamientos.

Espíritu de Justicia, aleja de mi vida la iniquidad y la sinrazón.

Espíritu de Dulzura, aleja la amargura de mis gestos y palabras".

(De: "Espíritu", J.A. Satué)