Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco". Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Mc 6, 30-34
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En medio de nuestras atareadas vidas, de los días que se nos escapan sin apenas darnos cuenta, de las horas que parecen galopar como caballos sin freno, Jesús nos susurra a cada uno: "Ven, vamos a solas a un lugar tranquilo a descansar un poco" (Mc 6, 31a). Necesitamos estar a solas con el Señor, en silencio, y descansar en él (Mt 11, 28), entregarle nuestro cansancio, nuestras preocupaciones, nuestros temores, todo cuanto nos lastra llenándonos de congoja y pesar. Hagamos un hueco en cada una de nuestras jornadas y dejemos que Jesús nos reconforte y nos dé fuerza para poder continuar.
Sábado, 9 de febrero de 2019
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