LEEMOS: (Lc 9, 18-22)
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
MEDITAMOS:
La pregunta que nos plantea Jesús es de las más importantes que se nos puede hacer en esta vida e, incluso, influye en la vida eterna. ¿Quién decimos que es Jesús? La respuesta a esa pregunta requiere, primero y como decía Toni Catalá, SJ, “estar con Jesús en la vida”. Si queremos conocerle hay que vivir con Él. Segundo, y, en consecuencia, requiere tener experiencia personal de Jesús: no lo que me han contado de Él solamente, sino cuál mi experiencia de Jesús en la oración, en el encuentro con Él. Por último, no es la misma respuesta, ni debe serlo, hace diez años, que hace cinco, que hace uno, que hoy: crezcamos en la fe, por tanto.
ORAMOS:
Señor: Que vivamos contigo. Que te conozcamos cada vez más. Que te amemos cada vez más.