La esperanza es una virtud teologal y, como tal, es fecunda, hace nacer y renacer. Por eso, podemos afirmar que esperar es generar.
María, Madre de Dios y Madre nuestra, es modelo de esta esperanza que da fuerza y genera vida. Siguiendo su ejemplo, también nosotros estamos llamados a encarnar y a hacer vida la Palabra de Dios.
(Papa León XIV)
